Entras en la carretera parda,
sin arcén,
su calzada formada
por multicolores raíces
entrelazadas
y ríos de venas transparentes,
sin fin,
sólo pista y más pista,
inescrutable.
¿Quieres el virtual acople?
“BESO: sust. Masc.
Dícese
de la unión de los labios propios
con
los labios ajenos.”
Nada más y nada menos.
El mundo pasa a ser una tabla rasa
en la que no existe horizonte
y en la que acabas convirtiéndote
en el comedor de angustias
cuando esos despojos deseantes
caen de rodillas,
vencidos por la vida,
mientras tú haces de ese
sufrimiento
tu propio camino.
-¿De dónde procedes, continuo
lamento de shock,
woofer
con distorsión existencial?
¿Con qué “hombres-medida” crees
hablar?
¿No sientes la inmensidad del
bosque vital,
lleno de árboles sentimentales y
mortales,
anclados en semicielo,
después de surgir la semilla de la
oscuridad?
-¿Tú me hablas de oscuridad?
Yo vengo del fondo del pozo del
no-tiempo
y compongo música de babosas
cantada con unos labios
estroboscópicos
que reflejan canciones,
canciones llenas de paladares
sangrientos…
-Eres un artista demonio
y me haces sufrir con tus palabras,
sacando la flema del aire como un
ectoplasma,
en vez de cantar las raíces de esos
árboles
que nacen de los cabellos de los
ángeles.
Tú, incluso tú, buscas un ángel.
-Cierto,
Pero un ángel de axilas peludas y
mal aliento,
con un húmedo sexo femenino
y un tren de saliva espectral
que me lleve a su interior,
sea o no un paraíso;
el vuelo ya lo pongo yo.
-¿…y ese anhelo de eternidad,
ese amar por amar?
-Ya sé quién eres,
tú, maldito cobarde,
siempre midiendo el mundo,
centímetro a centímetro,
con la regla de la razón.
-Sufres demasiado…
-Nunca es demasiado ni poco.
Con mi sufrir escucho las
variaciones de presión
que producen los gritos y las
confesiones
de los que también sintieron la
náusea,
ese dolor fruto del aterrizaje en
el fango,
pandimensional…
-Veo que por las estepas de tu alma
corren lobos de dolor.
-Tú ves,
yo siento al maestro del frío
cortando mi cuerpo en lonchas,
intentando llegar con su espada
insensible
al centro de mi corazón semi-ígneo
para darme muerte líquida,
vacío sin preguntas…
-¿Qué?
-Bien, veo que ni tú ni yo tenemos
respuestas.
Foto:
-Foto promocional del grupo musical Sopor Aeternus
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