martes, 20 de junio de 2017

Caída





































Confusa música de jazz del vagón de metro
que llena otra vez mi cabeza con su reprimenda negra,
sólo entendible para mi córtex interno.
En la parada de mi deambular,
pisando una a una todas las monótonas estaciones,
me observo reflejado en la oscuridad,
mi cara un zarpazo definitivo marcado por mi mano en la piel de mi cabeza.
Las Disas descansan en sus pechos de madre,
las promesas que su esperanza confundida duda en darme,
estrellas brillando en los pezones de sus piercings,
mis bellas joyas mundanas.
Las espaldas se me ofrecen como hormigueros de columnas
que erigieran un templo de objetividad en el que encerrarme.
Afuera de todo esto vuelvo siempre y caigo,
y caigo contra el suelo,
sin metáfora ni posible moraleja,
contra la mismedad del mismísimo suelo,
como respuesta a mis discusiones casi mortales con la ebriedad.
Al levantarme de la corteza de acera
los cráteres marcan agujeros en mi rostro
donde poder leer o introducir las experiencias,
y así con esta nueva cara tomo posesión de este planeta,
para darle la forma y el color que no poseía.


Extraído del poemario digital Feto oscuro, publicado por GROENLANDIA.
Disponible en los siguientes links:


Foto:
-Viñeta de la novela gráfica Sin City, de Frank Miller