domingo, 7 de marzo de 2021

Funeral vikingo para Triskel Ediciones

 

 

 

Las distopías encuentran su razón de ser en aniquilar todo aquello que aporte creatividad y libertad a las sociedades. Esta que vivimos ahora no iba a ser menos, cebándose con especial saña en el sector de la edición de libros. Siguiendo esta política de entropía cultural, el próximo mes de abril, irónicamente (¿a drede?) el mes de la oficialista Feria del Libro, nos dejará una de las editoriales independientes más valientes y decisivas en eso que se ha dado en llamar "boom" de la literatura de género (fantástico) (no sólo) española: Triskel Ediciones.

Una aventura como la que emprendieron hace ocho años Pablo Campos y Rafael Velis (en riguroso orden alfabético, debido a su simbiótica labor) se comienza sin saber si la gesta tendrá buen final pero con la conciencia y el arrojo de la necesidad de emprenderla. Desde el principio tuvieron una línea editorial muy clara, la cual puede que incluso haya sido la causa última de su desaparición, en estrecha relación con la actual coyuntura (miseria) económica: publicar exclusivamente obras originales en castellano, decisión que han mantenido hasta el final, mientras que muchas otras editoriales que presumían de ello enseguida se lanzaron a publicar bestsellers en cuanto le vieron las orejas al lobo de la pandemia.

La literatura española en general y nosotros lectores/autores en particular no podemos dejar de agradecer que Triskel emprendiera esta misión suicida. Gracias a ello un buen puñado de autores prácticamente desconocidos tuvieron oportunidad de, o bien publicar sus operas primas, o bien poner en el mercado sus obras más arriesgadas. En ese sentido y a título personal tengo que decir que fueron especialmente osados a la hora de decidirse a publicar una novela tan demencial y compleja como Hela, cuando su autor ya contaba con que nunca saldría de la profundidad de un cajón (físico o virtual). Sin ese esencial impulso puede que ahora estuviese escribiendo todavía para mí mismo y sin embargo gracias su equipo he conseguido pisar por primera vez eventos y convenciones como la Hispacon o la Feria del Libro.

Pero Triskel no se quedó ahí, sino que, en un alarde de extrema generosidad cultural, también organizó talleres y seminarios para fomentar la literatura, como Literágora; fue una de las primeras editoriales españolas en apostar por el libro electrónico; promovió la integración y el trabajo conjunto de editoriales independientes a través de distribuidoras como Soidem o Mala Hierba; editó la antología temática de cuentos fantásticos Atrasis, que en sus tres ediciones dio voz a las obras de un buen puñado de autores noveles; y, sobre todo, instauraron el Premio Ripley, una necesaria iniciativa que difundía la literatura fantástica escrita por mujeres y que, en sus cuatro ediciones, se saldó con la publicación de tres exitosas antologías de relatos y una novela.

Y qué decir de la cantidad de autores que han salido de sus imprentas. Ahí van unos cuantos, a los efectos buena parte de toda una generación literaria: Javier Miró, Diana P. Morales, Bruno Puelles, Alicia Sánchez, Darío Vilas, Marc Sabaté, Concepción Regueiro, Charo Jiménez, Marina González, Gisela Baños, Elena Tejedor, Inés Bortagaray, Yaiza Carrasco, Andrés Pérez Domínguez, Amparo Montejano, Alejandro Luque, Celia Corral Vázquez, Rafael Alcolea Harold, Miriam Iriarte, Nacho Morejón, Covadonga González-Pola, Beatriz Esteban, Alicia Pérez Gil, etc, etc, etc. En lo que me toca siempre recordaré el trato humano y sincero, así como el seguimiento y apoyo que Pablo y Rafael han tenido siempre conmigo y con todos sus autores, actitud que, os puedo asegurar, no es la norma sino una honrosa excepción.

Por todo esto (y seguro que mucho más que me olvido) Triskel Ediciones se va con la espada bien en alto, pues ha plantado batalla en un campo hostil y ha regado la hierba con su coraje, el que servirá de necesaria referencia para los que vengan detrás. Por eso no estemos tristes, sino alegres por la hazaña lograda. Hagamos por ellos un funeral vikingo.

¡Larga vida a Triskel Ediciones!