viernes, 13 de abril de 2012

Golem de tripas

























Soy ajeno al viaje en el que estoy
pero lo hago todos los días,
un zombie postrado en el asiento trasero
de un taxi color enana blanca
que atraviesa las ciudades de nuestro subperímetro,
esquivando estrellas fugaces con ruedas,
quantos motorizados
que truenan como guitarras del infierno,
y su electrónica roedora
retumba en toda la blandura de mi cuerpo.

Esos huesos son una fachada:
somos sólo carne,
golems de tripas que tropiezan entre sí
y se conglomeran inconscientes
para formar la rutina.
No intentan registrarse el interior,
horadar su cabeza con los puños
para sacar esa mota de energía inexplicable
de entre el amasijo de sangre resultante.
Ni siquiera los escuadrones negros,
con sus operaciones de encuadre moral,
encuentran esa esencia
en las torturas que les infringen
como si deletrearan el poder,
sólo carne,
carne.

Pero, ahí, tras la autopista estroboscópica
y los senderos vegetales y marinos
permanece, espera, contempla,
esperando que atravesemos el terremoto
y los túneles con trampas,
nos zambullamos en la erótica oscilación de la nada
y, por fin,
seamos.

Safe Creative #1204131470148



Foto:
-I will live again de Federico Bebber






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