Comprenderse,
agarrarse,
asirse desesperadamente a todos los átomos que nos rodean,
escapándose efímeros e impredecibles
como nuestros valores y nuestras ideas,
cuando nosotros mismos somos
los que llevamos siglos creando el tiempo
como una perversa cárcel tecnológica que nos priva de la vida,
cercenándola y despezándola en minutos
y días
y años,
con una línea recta que nació para ser un eterno final,
absurdamente atados a la nada,
la voluntad tóxica de un plástico envolviendo una antorcha.
De todo esto se concluye
que respiremos ese humo gris químico
y lo tomemos por oxígeno,
creando así un sucedáneo de organismo viviente artificial
que absorbe emociones,
vivencias,
identidades
y personas
en una elíptica de agujero negro,
llenos de una perversa materia oscura
los intersticios vacíos de nuestra constante gravitacional de vanidad,
girando en torno a los posibles planetas
sin llegar nunca a tocarlos,
el parásito espacial inadvertido
nuestro cósmico orgullo por la creación humilde
que nos hace girar y sabiamente consumirnos.
Sí,
soy humano
y por eso corre por mis venas una sangre oscura
que no necesita explicar nada
mientras siga bombeando el corazón de mi existencia.
El parásito espacial inadvertido by Jose Ángel Conde
is licensed under CC BY-SA 4.0
Foto:
-Meditating faceless god in absolute void, dark fantasy, intricate, highly detailed, smooth, artstation, painted by Wayne Barlowe, Greg Rutkowski, zdislav beksinski, Francis Bacon.
Imagen generada por IA en OpenArt.