Distancias negras si miro la realidad
y sin embargo tus ojos tienen algo cuántico,
el brillo del alma que quiere ser salvada del torbellino de la materia.
Ahí las raíces gritando debajo del mundo,
de forma que los árboles brotan por los ojos de los coches;
también lo veo.
“En beneficio de todos”, habla la voz de los estúpidos digitales,
transmitiendo el aliento hueco de los que han puesto el cristal enfrente del mundo,
coordenadas y consignas de sombra.
Reverbera su mensaje haciendo aflorar la soledad de este tiempo,
de todos los tiempos,
la ilusión escapándose arrastrada por la prisa.
Los ojos laten, los sueños laten,
como el humo puro buscando romper las junturas
que lo esclavizan a una maquina de vapor decimonónica.
Pero yo no soy una máquina ni soy un cadáver,
vapor pasando en vuelo raso sobre metal.
Ama en espirales de aire incomprimido,
arroja piedras a la vida.
....
Operación de aura, encontrando dónde buscarte.
Diferentes maneras de sentirse solo.
La mujer madura mirando atenta al árbol que baila con el aire,
las hojas guiñando a su rostro de espaldas.
La inspiración llega de noche, desnuda,
con el vestido negro de lo posible,
y su cuerpo se junta a mi cuerpo en una cópula llena de preguntas.
Otras búsquedas más mundanas de placeres
Conducen a la culpa de no haber conseguido el infinito,
y el día siguiente ya ha vendido todas sus auroras
dejándome sólo con moscas en la cabeza,
con los brazos cruzados en el cielo de la resaca,
con una lacerante sensación de “¿por qué?”.
Besos sánscritos dentro del manto oscuro de la novia que no está
y que me tatúa su sabiduría buscando escribirme
y dejar que coja las narraciones en sus pechos,
un cuerpo que se crea a sí mismo,
sólo dejando su serenidad para ser contemplada.
....
Desear es a veces como apagar las estrellas,
y luchar contra la soledad hace a veces apartarse a la gente,
y luchar contra la contradicción dentro de una botella
impulsa un monstruo lleno de ojos pero vacío de mirada.
No se puede querer lo que ya te ama,
pero sí intentar tocarlo con lágrimas,
cartas de humedad que ella sabrá convertir en perlas,
diminutas gotas de conocimiento
que se quedan como sensuales pompas de saliva
en las paredes de su piel
cuando el beso,
siempre buscado y esperado,
llegue al estar conscientes
para que nuestra espontaneidad
rebrote las ramas de su pelo.
Tantas entradas y oquedades en el cuerpo
de lo que no es necesario tener,
pero que nos tiene,
con su sonrisa apasionada.
Foto:
-Christina Ricci
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