El tiempo no es consciente de lo
que es,
el tiempo no sabe ni que existe,
pero aún así deja caer los
ladrillos
para formar un muro de contención
que rodea todo,
lleno de graffitis obscenos y
heréticos,
sepultando a los que pasan por
debajo,
carcomido por el olor a carne
muerta,
basura besando sus bordes.
El bebé vendado habla con el perro
Pero su pelota de goma no derriba
la pared.
Vosotros no prestáis atención,
no paráis de mirarme,
pero siempre hacia fuera;
lo hacéis todo hacia fuera,
seríais capaces de cortarnos los
miembros
para acabar con la monotonía;
vuestra ignorancia es vuestra única
sabiduría
y así facilitáis el emparedamiento
universal.
Sólo queda algo corto como una
aguja,
lo comprendo;
infinitesimales orgías
deslumbrantes,
muescas en una cadena
que nos sirve de médula espinal.
Sé todo esto y muchas cosas más
gracias a tener el cuerpo lleno de
tatuajes,
escarificaciones que me aplican los
instantes
y que me endurecen la piel.
Camino hacia el ronin existencial,
que lucha solo contra toda tribu,
respirando sangre en cada batalla.
Extraído del poemario "Fiebres
galantes", publicado por Shiboleth. Disponible en:
Foto:
-Ilustración de Tim Bradstreet para
el cómic Hellblazer
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