lunes, 21 de mayo de 2018

Reloj de arena






















































Ella entró cuando estaba solo
y no la ha visto nadie,
pero aquí está,
conviviendo mi vida.
El mar está sonriendo
con el ocaso de una piel naranja
que camina cálida entre mis brazos.
Sueños que se vuelven arena
y sus átomos se abren hacia mí
sepultando mi fuego con sus granos,
una figura frágilmente trabajada,
un desmenuzamiento eterno
que se deshace una y otra vez
para siempre volver a formarse,
con una pasión tranquila,
naranja,
mezclando en su interior
suaves caricias de minúsculas conchas
para que se forme su pelo de tierra,
raíces bajando por mi pecho,
por dentro y por fuera,
en suave e imperceptible catarata
de erótico reloj de arena.
Beso tu tiempo,
beso tu ternura
como a una hija del Sol
y tu saliva es tan lánguida
que me hace descansar.

Fino viento que exhalas,
fino aire en que te transformas
mostrándote como suave arena que asiente
dejando el miedo detrás de los ojos
y convirtiéndose en acogedor remolino
me prometiste tu respiración tranquila
como el único lenguaje que debe ser oído,
como el único lenguaje que puede ser entendido.
Soy un traidor a los sentimientos
pero sobre todo a mí mismo,
un fraude a la urna votiva del amor,
un cuchillo envenenado de dientes retráctiles
hacia mi pecho viscoso,
viviendo asfixiado en mi ciénaga
que no quiere manchar tus dedos púrpura
y sólo ve tu pelo de amazona sonriente
a través de miasmas líquidas,
convertido en un faro de arrepentimiento.

“No me olvides”,
gritas desde el fondo de mi conciencia
que deja de ser yo.
Todo es creatividad ahora,
puede que mañana sea torpeza.
Brazos se mueven,
débiles contornos
que no quieren escapar ni diluirse,
formando el perihelio
en torno a mí.
Mi pensamiento exprimiendo esperanza
incluso de la más huidiza de las sustancias.
Pero tu cara es tan concreta
que detiene el tiempo
en sus mejillas runas,
con formas de serpientes pétreas,
de sensualidad viva y fluyente.
Manos firmes acariciando mi cerebro,
extrayendo placer a través de mis sienes,
contoneo primigenio,
burbuja,
estar abrazado a ti
es abrazar una roca blanda.
Mirándome,
con tus ojos cerrados,
a través de tus párpados celestes,
un sueño cuando duermes.
Cuerpo de guerrera,
mueves las espadas de tus brazos
y los clavas con la suavidad de las telas
que cayendo por tus cabellos color tierra
son dragones encrespados de existencia.

Nunca es tarde
para convertirte en poema,
para crear esa chispa
que me haga saber que existo
al fondo del insondable abismo,
debajo de las montañas de las existencias,
respirando oscuridad,
vigilado por los enanos.
Norna ibérica,
tú que sabes lo que soy,
tú que me obligas a ser,
que no son dos cuerpos,
que son sensaciones que vuelan.


Foto:
-Digital art de Talon Abraxas 




 

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