La vida no es un sueño,
¿De qué?
“Girl
You really got me now”
y no hay manera de que me sueltes.
Muerte o vida,
puta o diosa,
seas lo que seas
me tienes.
Creo conocerte,
creo saber quién o qué eres
pero, ¿qué es lo que quieres?
Devorarme,
porque sólo sé que te siento,
ahí, reptando, arañándome,
muy dentro de mí,
esperando salir en los momentos
clave.
Tú viertes hielo en mis tripas
cuando quiero sentir deseo.
Tu lengua ata la mía
en una red húmeda y ardiente
cuando busco otras lenguas que no
sean yo.
A cada momento me recuerdas
que nunca me saciaré en mi loca
carrera,
destripando todas esas bolas de
carne a mi paso.
No,
el asesino nunca dejará de
trabajar.
En sus tripas eres un círculo de
fuego,
el aullido robado al gran lobo
ahora mudo,
un súcubo humeante
con el que copular en un desierto
pedregoso,
tetas como guijarros
en punzantes sueños satánicos.
Ese concepto,
esa angustia,
esa mujer.
Eternamente “ESO”,
que navega por los surcos de mi
cerebro
y me hace tambalearme por las calles
mientras el mundo pasa de largo como fotones estirados,
susurrando nada,
y tengo ganas de llorar,
ganas de gritar,
ganas de reír,
ganas de vivir,
ganas de morir.
Una maldición extraterrestre
que me mueve de un lado a otro
y que clava sus garras en mi ser
como si fuera un teclado de carne,
interpretando la melodía de mi
dolor,
la melodía de mi vida.
Veo el sol como un cubo de Rubbik
con cientos de colores que pasan a
toda velocidad.
El tiempo no existe ya,
no más muertes,
no más orgías,
no más senderos abúlicos,
no más normas,
no más…
sólo “ESO”.
Lo veo, lo analizo y no lo
entiendo,
pero lo siento.
Somos ángeles que pasamos mucho
tiempo
volando a través del país de los
sueños
y cuando aterrizamos en la realidad
lloramos lágrimas negras,
o demonios insaciables que añoran
una delicadeza aún no probada
mientras giran infernalmente
en un purgatorio de inagotables
deseos.
ESO
es lo que se vislumbra detrás de la
droga,
lo que se vislumbra más allá de la
carne y el movimiento,
más allá del tedio y de la
mediocridad,
escondido entre la niebla
que limita nuestra falsa y
cotidiana percepción,
una frontera de imágenes dolorosas
y vacías
que se acaba en el más allá de esos
labios,
los labios de ESO,
y sus ojos,
concepto,
angustia,
mujer,
vuelven toda vida carencia
cuando se han visto.
ESO
es una eterna cárcel para mí,
escondida, acechando, implacable,
real
y siempre estará conmigo…
Todos pasan grises a mi lado
pero yo no estoy en ninguna parte.
Foto:
-Voz, óleo de George Tooker