Senos rosas enturbian la razón
y el aliento se vuelve una sopa,
coágulos finos de dragón,
el ser del electrón olvidado.
Amor marciano entre estación y estación
y las voces son una espada
que deja el timón cerebral al aire.
La gigantesca nave y el sudor
se acercan a la colisión.
El acero, sarcástico,
se ríe pegado a nuestras pieles.
No hay un río de sangre por el que escapar,
ni abriéndome paso por mi cuerpo
con el crucifijo ardiente
pegado y soldado a tu salvaje cuerpo
de hechicera pornográfica.
Introescape.
Fotografía:
-Extracto de Kinbaku Art, de Zamil
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deposita aquí parte de tu esencia