viernes, 8 de octubre de 2010

La depresión de la clorofila











  
  Safe Creative #1005096235250



Las hormigas ya corretean por mi cerebro, a veces,
y me hacen sentir que las personas me muerden
sin importarles lo que devoran.
Mírame y compréndeme en el interior de este pantano.
Si no me queda nada que dar entonces ensuciaré páginas y páginas,
pero prefiero limpiarlas con mi sangre
mientras sea mía y tuya la esperanza.

Todos los días me pinto en la cara la infatuación
de ser un incomprendido más
que soporta los mensajes que vienen desde todas las dudosas procedencias.
Sombras de arena.
¿Quién come mi mente a cucharadas?
Diálogo de espinas.
¿Cuál es el color de la locura?
Lo cierto es que el descontento amarillea,
cada día una pregunta revolviéndose dolorosa,
como un gusano,
cada día un fantasma más en el necio teatro de mi autocompasión,
tan sólo llorando gas,
sin mirarme ni mirarte antes.
Cuando no estoy encerrado dentro de mí
todo son paredes con cuadrados de vacío.
No puedo dormir hasta encontrar la perfecta forma
y quiero sufrir hasta tener santos en mis dedos.
Como admirador de la belleza no debería volver a tocarte;
no sé si quiero que beses mi alma en descomposición
y debería seguir simplemente enamorado
en este constante perderte.
Con la memoria calcinada me muevo en este entorno añil de confusión
pero no quiero dejar de montar los extremos del dragón que tú me das.

Vuelvo del otro mundo y me abrazo al mar de tu sudor
en este lecho inmaterial que hemos fabricado
donde sé que siempre te volveré a ver,
dos nubes haciendo espirales hasta abrazarse en el cielo.
Recógeme serena en tus brazos,
madre de todas las esperas,
para que te aparezcas en mi crepúsculo pintado con el naranja de tu cuerpo.
Déjame sentir el llanto del parto hacia tu calor maternal
para este niño cobarde e indeciso que te querría concreta
y con tu amor reflejándose en mis ojos.
Me consuela saber que somos dos niños que ya han llorado luz
y que no dejan de sentirla en la noche de confusión
para que no se apaguen nuestras estrellas.

No quedan valles sin la espera,
no quedan personas si no respiramos la vida
y nos ahogamos en cristales de amor,
mares que cortan la vista cotidiana y la enfrentan con los soles que somos,
escondidos si no sentimos.
Tararéame tu vida y déjame conocer la música de que existes
haciendo que los paisajes que te forman se muevan.
Siempre me levanto con dolor hacia tu mañana
porque no estás ahí para besarme, firme como una montaña,
pero siento palpitar tu vida como la savia corriendo bajo los árboles
y todos tus momentos me acarician
aunque no esté para poder verlos.
No quiero que llores en medio de tu fresco valle
pero quiero ser la corriente de lágrimas que acaricie los torrentes de tus mejillas,
fluyendo por fin sereno hacia una comprensión pura de tu naturaleza.

Safe Creative #1010087532225






Poema publicado en la antología poética "DES-AMOR" (revista GROENLANDIA):

http://www.scribd.com/doc/33958523/Antologia-Des-Amor-Groenlandia 










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