viernes, 27 de agosto de 2010

Adicción




 ....
Adicción.
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Esperando que alguien entre por esa puerta,
esperando que no venga nadie,
esperando que me abracen todos a la vez,
esperando la asfixia humana
mientras mis ojos piden a gritos
un colirio de presencias,
saliendo todas a través de la niebla de siempre.
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Adicción.
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Cegado por ninguna oscuridad
en una suerte de vista que no reconoce el mundo que no puede ver,
pero la música llega a mis oídos si la tejo con las manos,
porque necesito tejerla con partituras de carencia absoluta.
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Adicción.
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Necesito personas que no sean mi persona,
los perdidos cromosomas que voy dejando por el camino,
necesitando el camino,
formado de una arena que va surgiendo de mis pies,
porque no puedo parar de desearlo.
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Adicción.
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La lija de labios de un beso,
recuerdos de flores que siempre te regalo,
así sentado en una azotea desde la que quiero verlo todo
pero cuyos ladrillos sólo consiguen quemarme
con el sol que reflejan.
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Adicción.
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Necesitando respirar
en algún momento el aire del vicio me ahoga con su oleaje
y los cuervos que siento pellizcan mi sexo hambriento,
y cuando quiero penetrar tu cuerpo desnudo
resbalo con el sudor de tu sexo feliz,
enredado en tu vello que se escapa,
tan sólo unos mechones de pelo de árbol
plantando semillas que no dejan de doler
en el estómago del amor contenido.
En el corazón de la adicción
la palabra “querer” es el único encefalograma,
una línea de tantos picos agudos,
de tantos deseos que se derriten y se vuelven a solidificar
con cada distinta estación de ánimo,
jugando a la vida mientras resbalan y se perpetúan
en las paredes de estas montañas.
Ninguna altura conseguida ni por conseguir;
tan sólo la nuestra.


Safe Creative #1008277163755










Foto:
-Fotograma de "Tetsuo: The Iron man" (1988), de Shinya Tsukamoto.










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